domingo, 29 de agosto de 2010

Sin pensar.

Hablemos de las palabras, de esas que se rompen mientras salen de tu boca y chocan con el viento, sin siquiera haber sido retenidas por mi mente -que aún es frágil-, de esas que corren como luciérnagas bajo la luz que mi cuerpo afloja, de esas que están tan cerca pero que dan miedo decir, de esas que siempre espero que repitas ante mis ojos -que no saben de la oscuridad que crean los tuyos- de esas que se inventan mientras te revuelcas sobre las hojas secas del otoño, de esas que retengo día a día -pero que me cuesta descubrir-, de esas que no sé cómo quitarlas de tu sombrío infierno de artificio, de esas que están detenidas en el tiempo -en la agonizante espera de ser al fin tomadas y dejar de existir-. Hablemos de tus palabras y las mías como versos sin signos insignificantes.